martes, 31 de enero de 2012

Capítulo 1: Piedra caliza

Cuando se levantó de la cama lo primero que hizo fue lavarse un poco antes de ir a desayunar, le esperaba un día muy duro todavía. Ya aseado se paseó por la cocina buscando a su madre y de paso algo que llevarse a la boca para borrar aquel sabor amargo que le había dejado en la boca ese estúpido sueño, pero el día estaba todavía por delante, y no iba a desanimarse por una cosa así, así que cogió una manzana y se dirigió hacia el establo para ensillar su caballo antes de ir al castillo de Ossiriad al mercado a vender la poca cosecha de ese mes, con suerte, no pasarían hambre. Al llegar al establo encontró a su padre herrando a su caballo, un viejo jamelgo de tiro al que tan sólo le quedaban un par de años para que le jubilaran.

- Bueno días hijo, ¿otra vez la pesadilla? - dijo con la voz de alguien que se preocupaba pero ya estaba acostumbrado a ello.- Si, padre, otra vez el mismo sueño, no soporto a los licántropos - dijo con cara de pocos amigos. Una sonora carcajada inundó el establo, era una risa profunda que salía directamente del pecho y que se contagiaba con facilidad, la risa de alguien que lleva toda su vida trabajando y disfruta de los pequeños momentos de placer que una vida de trabajo duro permite. Su padre era un hombre corpulento con una espesa barba morena y unos ojos castaños oscuros, con los brazos de un jornalero acostumbrado a arar el campo, aunque a veces su padre también ejercía de herrero en la pequeña villa donde vivían. Mientras reían su madre entró en el establo con la mirada de alguien quien ve a dos niños jugando a ser mayores.

- Bueno, bueno, parece que mis dos hombretones se lo pasan en grande, y mientras esta pobre mujer cargando el trigo en el carro muy bonito, si señor, muy bonito - dijo en un ligero tono de reprimenda burlona. - !Oh¡, Jane, vamos, no seas tan mala... - dijo su padre mientras la agarraba por la cintura y la daba un ligero beso detrás de la oreja. Su madre soltó una risita pícara. - Deja ya de tontear Iordek, pareces un jovenzuelo bribón - le dijo mientras le acariciaba con el dorso de la mano.

Cuando hubieron subido al carro su padre espoleó al caballo mientras su madre salía a despedirles agitando la mano con energía. Tras un par de horas de camino pudieron vislumbrar la forma del castillo de Ossiriad en el horizonte, ya lo había visto varias veces y le seguía impresionando su estructura. La fortaleza era de una piedra gris en la que se notaban los distintos zarpazos de luchas pasadas y algunas, no tan pasadas, la torre del homenaje estaba en la parte más alta del monte, pero lo que más le llamaba la atención a Ragnar era la cabeza de lobo que reinaba vigilante sobre la torre del homenaje en el que había un mirador desde el que se decía, que los Blackmane, antiguos señores de estas tierras, aniquilaban a los licántropos tan solo con su presencia, y por descontado, también le impresionaban los grandes estandartes de la nueva familia reinante, los Sörean, bordados en rojo sangre y con la imagen de una cabeza de licántropo atravesada por tres plumas.

Al llegar al puente levadizo, un guardia con cara de hastío les cortó el paso.
- ¡Nombre y asunto, y rápido! - dijo el guardia mientras miraba por detrás de ellos la cola de personas que se perdía tras la loma de un montículo cercano...




lunes, 30 de enero de 2012

Prólogo: Albores del despertar

La luna brillaba llena en el horizonte realzando la peculiar forma de las almenas del castillo Blackmane, su imponente figura contrastaba con el brillo de la luna en aquel monte pelado sobre el que había sido construido hacía ya casi 600 años. 6 generaciones de Blackmane habían gobernado y defendido el reino de Ossiriad, aquella vasta extensión de terreno plagada de montañas y bosques, los cuales, albergaban un temor que el viento ni siquiera osaría revelar, pues durante 600 años han combatido y perecido hasta esperar el momento oportuno en que puedan volver a levantarse con un nuevo líder... una nueva manada...una nueva mañana que sería teñida con la sangre del que todo poder doblegaría.
Nada se escuchaba en la fría noche del invierno ossiriano, salvo un leve murmullo, pero debías ser atento pues era un murmullo que susurraba muerte...

-!Despierta Torin!- gritó el capitán de guardia- !Malditos sean los huesos de los difuntos, otra vez dormido en la guardia!... ¿¡QUÉ DEMONIOS TE PASA CHICO?!- gritó esta vez aún más fuerte para despertar a cualquier rezagado.

- Yo... a mi nada señor solo estaba...- no le dio tiempo a terminar la frase cuando un aullido les alertó, sabían perfectamente lo que aquello significaba... lo sabían demasiado bien.

Durante 40 años los licántropos del bosque negro tan sólo atacaban para sobrevivir, pero llevaban un tiempo inquietos, como esperando algo, algo... que ya había empezado.

- ¡TODOS A SUS PUESTOS RÁPIDO, SI NO QUERÉIS CONVERTIROS EN LA CENA DE ESAS BESTIAS... Y AVISAD A LORD BLACKMANE!- gritó casi desgañitándose aunque sabía que no serviría de nada, la mitad de aquellos soldados no pasaría de esta noche.

Entre tanto alboroto destacaba por su tranquilidad una figura imponente y solitaria en la almena de la torre del homenaje, era Ragnar Blackmane, señor de Ossiriad y los pasos montañosos de Tyr Undömiel... el último de su linaje o al menos eso creía él.

Se despertó de aquel sueño sudoroso y dolido, un sueño que se repetía una y otra vez, un sueño sin sentido...

Inicios

Bueno pues visto que la inspiración ha llegado me dispongo a realizar este pequeño viaje directo a mi imaginación, que con un poco de ayuda, supongo que irá a flote...espero.

Aparte de eso agradecer las visitas y los que me sigan ya que al fin y al cabo es por vosotros por quien escribo y comparto mis pequeños desvarios imaginativos.

Comienza esta pequeña aventura...